30 años: No supieron, no pudieron o no quisieron

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Publicamos el «Documento por el trigésimo aniversario de creación del Municipio de La Costa» que firman Facundo Logarzo. Agrupación Justicialista Militancia y Lealtad, Luís Palmas. Comisión homenaje Juan Perón,
Guillermo Chirino. Partido para la Victoria

Partido de La Costa, 1° de julio de 2008.

En 1978, con la denominación de Municipio Urbano, La Costa logra su separación de General Lavalle, con lo cual se abre una nueva etapa histórica. Es en sí, desde la reapertura democrática de 1983, ya con la denominación de Partido, en donde La Costa puede comenzar a trazar su propio perfil y su propio destino.
Con un crecimiento poblacional vertiginoso en las décadas del 80 y 90, el distrito se vio obligado a incrementar su infraestructura sanitaria y escolar, como así también vial y habitacional. Las obras públicas referentes a los servicios básicos como cloacas, gas natural y agua corriente no crecieron al ritmo de la población siendo aún anhelo de la mayoría de los pobladores estables.
La falta de fomento desde las estructuras oficiales de una identidad propia debilitó el sentimiento de pertenencia, sumado al permanente arribo de nuevos pobladores que diluyeron los valores auténticamente locales como así también la identificación con el lugar por el solo hecho de traer los propios de otros lugares.
Con una carencia supina en la planificación edilicia y en el planeamiento urbano, la zona costera se ve en amenaza permanente por la pleamar y por los desagües pluviales, destrozando las Costaneras de las distintas localidades. Los altos edificios construidos frente a la playa atentan directamente contra el medio ambiente cambiando el rumbo de los vientos y generando conos de sombra en perjuicio también del turismo.
La absoluta falta de un plan de turismo tomado como política de estado sustituido por la improvisación permanente dan como resultado la realidad turística que hoy padece el Partido y la ausencia de una conciencia turística en el habitante estable. Esto desencadena el sentimiento de invasión que siente el costero por parte del turista.
Estos antes detallados y otros males crónicos que tiene el Partido de La Costa desde su creación hasta la actualidad han sido culpa de los gobiernos municipales que no estuvieron a la altura de las circunstancias que demandaba la comunidad y la formación de estas localidades jóvenes.
No supieron, no pudieron o no quisieron, pero la realidad nos marca que de los treinta años de existencia de este distrito, veinticinco los tiene de democracia y que los gobernantes que llegaron a dirigir los destinos de La Costa lo hicieron por medio de la promesa fácil y de la realización imposible o parcializada. Mentes diminutas que nunca pensaron en la próxima generación sino en la próxima elección. Mentores de políticas conformistas a cortísimo plazo con más fines electoralistas que sociales. Brujos oscuros que se ocultaron tras las cortinas azules del poder y que se olvidaron del pueblo que los vio nacer.
No obstante, existe la esperanza de la conciencia social y colectiva. Existen hombres y mujeres que día a día hacen que valga la pena vivir en esta tierra bendecida por Dios. Hombres que desde su labor diaria llevan el sustento a sus hogares anhelando un futuro mejor que el presente. Mujeres que trabajan, estudian, crían a sus hijos y siembran la semilla de la esperanza en la generación de niños hijos de esta tierra. La esperanza es lo que mantiene vivos los sueños de cada uno de los costeros, la ilusión es una mentira con ribetes coloreados para hacerla creíble.
Los que podemos, queremos y sabemos como transformar la realidad amarga que nos fue legada, no tenemos muchos motivos de festejo en estos primeros treinta años de existencia del Partido de La Costa. Podremos festejar cuando tengamos un pueblo feliz y hoy estamos en condiciones de decir que no vamos por la vía de la felicidad.