Comunicado APDH: Repudio

La APDH Delegación La Costa repudia los hechos acontecidos ayer en al ciudad de Dolores, donde fue agredida la Familia de Darío Jerez, en la peurta del Tribunal Nº 1, al finalizar los alegatos del juicio oral y público, por al familia de Daniel Lópezarchivo1_21215

Carta pública de Julian erez

Ayer, viernes 5 de abril, culminó en la ciudad de Dolores la etapa de alegatos en el juicio que se les sigue a Daniel López, Cristian Ibarra, Jorge Grande, Alejandro Muñoz, Carlos Subirol y Leandro Alzugaray en la causa por la desaparición de mi padre, Darío Jerez.

En el tribunal, mi familia y yo compartimos durante más de 30 días el mismo espacio con quienes la justicia indicó como los encubridores de la desaparición de mi padre siempre de manera pacífica.

 Al salir de la última audiencia caminé hacia un locutorio ubicado a 3 cuadras de la sede del tribunal. En el trayecto me encontré transitando por la misma vereda en la que los imputados circulaban con sus abogados y familias. Casi todos iban delante mío, a unos 10 o 15 metros, Jorge Grande y los dos hijos de Daniel López (Daniel de 28 años y Santiago de 26) entre otros caminaban detrás. No sé todavía que le habrá pasado por la cabeza al más joven de los hermanos, pero sucedió que sin mediar palabra ni agresión previa ninguna solo la de estar en su camino, decidió patearme. Con mas sorpresa que dolor me di vuelta sin entender lo que estaba pasando, el infantil muchacho de 26 años me sonrió de manera socarrona y me dijo irónicamente «uy, disculpa» mientras Jorge Grande lo abrazaba y lo llevaba hacia adelante, supongo que tratando de evitar una respuesta a la agresión mientras me decía «no son mis hijos».

Esta situación no pasó a mayores ya que solo respondí a su agresión cobarde con un calmo «no podés ser tan boludo nene». Sin responder de manera violenta como seguramente pretendía el agresor. Luego de esto, debí marcharme a la ciudad de Buenos Aires para trabajar.

 A la hora y media de haber finalizado los alegatos, todas las partes estaban citadas nuevamente al tribunal para firmar actas. Mi madre, Viviana, le hizo saber a nuestra abogada, al Dr. Giménez (abogado de López) y a la secretaria del tribunal lo sucedido. Al querer conversar con el imputado Daniel López sobre la violencia de su hijo menor y pedirle que esos hechos no se repitieran respondió que no tenía nada que hablar con ella. Mi madre sonrió ante el evidente conocimiento por parte de López del accionar de su hijo, recibiendo en ese momento una agresión verbal por parte de Daniel López hijo (el menor de los hermanos López no se encontraba en el lugar). Cuando mi hermano Joaquín intentó calmar los ánimos del muchacho diciéndole «esperá negro» respondió ofendidísimo «yo no soy ningún negro».

El imputado y ex funcionario expresó que su hijo Santiago ya tenía 26 años y que era dueño de sus actos, que esta situación podían arreglarla entre «los chicos» a las trompadas, porque tanto él como su familia habían padecido el sufrimiento de su imputación en el caso y que por lo tanto él no iba a interferir en modificar la conducta de su hijo. Al escuchar que todo eso podía arreglarse a las trompadas, mi hermano Germán le respondió al imputado y le dejó en claro que esos serían sus métodos para arreglar conflictos y no los nuestros.

Durante más de 11 años marchamos, tocamos puertas, hicimos ruido, pintamos paredes, siempre buscando saber que fue lo que hicieron con Darío sin golpear a nadie ni romper nada. Vamos a continuar con esa actitud porque así es como creemos que debe ser un reclamo en el marco de la democracia. El dolor que sentimos es gigante, pero ni con un millón de patadas por la espalda, o con las más variadas agresiones que se les ocurran van a lograr asustarnos para que dejemos de pedir justicia por Darío y para que nadie, nunca más, sufra lo que sufrimos .

Julian Jerez 5-4-13