Una serie de hechos sucedidos en los últimos días tienen en común una característica que para la sociedad actual es atroz: padres que matan a sus hijos. El filicidio, que consiste en atentar contra la vida del propio hijo, es una palabra que deriva del latín filius que significa «hijo», y en la antigüedad no era considerado un delito.
En ese sentido, el psicoanalista Juan Carlos Volnovich en declaraciones a medios periodísticos subrayó que el asesinato de los hijos “rompe con otro de los estereotipos, y es que el amor maternal se da por naturaleza y es ahistórico». «En realidad -sostiene- el amor maternal es una adquisición tardía de la cultura occidental, del 1700; antes el filicidio era frecuente y no generaba culpa ni era delito», añadió.
A su vez, la psicoanalista Adriana Franco, de la cátedra de Niños y Adolescentes de la Universidad de Buenos Aires, coincidió en que «no hay un instinto materno natural sino que se construye culturalmente».
La especialista aclaró que «a veces, incluso esta donación libidinal al hijo (el amor) no se constituye por otras cuestiones no resueltas».
Este tipo de delitos también es conocido como parricidio, que enmarca el homicidio de los parientes consanguíneos en línea recta.
Por su parte, la psicóloga Nélida di Rienzo, del Servicio de Salud Mental del Hospital Piñero advirtió sobre la «responsabilidad de todos frente a este tipo de situaciones, la forma en que se interviene cuando alguien está amenazado», y señaló que «esto abre muchos interrogantes sobre el sistema en general y los vínculos familiares»(Télam).
En Argentina se hizo famoso el caso de Romina Tejerina, joven que asesinó a su hija recién nacida. Su defensa alegó que lo hizo en medio de un brote psicótico por haber sido, supuestamente, violada. En los últimos días impactó la noticia del menos asesinado por su madre en un country así como el caso de la madre que asfixió a su pequeña hija de 8 meses.
A su vez, en el Partido de La Costa se conoció esta semana el caso del padre que en una violenta situación disparó y mató a su hijo que lo habría amenazado, a él su esposa y su hija, con un arma blanca.
Distintos son los casos que han hecho reflexionar obligadamente a profesionales y al común de la gente sobre qué lleva a un padre o una madre a asesinar a su hijo.
